El día de hoy la computadora está tan involucrada en nuestra vida cotidiana, que ya se ha posicionado como parte casi indispensable de nuestras vidas. Casi a cualquier lugar que vayamos, hay una computadora funcionando y desempeñando una función específica y de mucha importancia. Se pueden encontrar en:
- En la ciencia
- La tecnología
- La medicina
- El comercio
- El arte
- En las comunicaciones
- La enseñanza
- Automóviles
- Sistemas de control doméstico
- Documentación e información (bases de datos)
- Diseño y construcción
- Etc.
Ya sean de escritorio o portátiles (laptop, notebook, netbook), existen millones y millones de aplicaciones que se pueden ejecutar desde la computadora. Desde programas complejos de matemática e ingeniería, hasta una simple aplicación de entretenimiento para niños. Además, gracias a la popularización del Internet de banda ancha y los sistemas wireless, son cada vez más los usuarios que las adquieren con la finalidad de estar siempre interconectados por medio de Internet.
Por eso, es de suma importancia tener en cuenta que al usar la computadora, también aprendamos y sepamos cómo ahorrar.
Sin embargo, en los últimos años, se ha notado cómo el creciente uso de la computadora personal ha aumentado el consumo energético, tanto en los hogares como en las empresas. La razón principal es que se ha vuelto costumbre dejar las computadoras encendidas constantemente, inclusive cuando no se les utiliza.
Aunque, por lo general, se trata de aparatos considerablemente más pequeños que muchos otros, sus necesidades energéticas son muy elevadas puesto que son capaces de realizar operaciones muy complejas en tiempos muy cortos. Además, los procesadores cada vez más avanzados, contenidos en espacios cada vez más reducidos, requieren de sofisticados sistemas de enfriamiento, los cuales son alimentados con energía eléctrica.
Scientific American (una destacada publicación estadounidense sobre temas de ciencia y tecnología), a lo largo del tiempo, ha publicado artículos advirtiendo sobre la necesidad de poner atención al impacto de las computadoras tanto en el medio ambiente, como en los bolsillos de los usuarios y las empresas. Se ha llegado a afirmar que, al cabo de unos meses o años, el monto del recibo de luz que corresponde al uso de la computadora es mayor que el costo mismo del aparato.
¿Cómo podemos darle un mejor uso a la computadora para ahorrar?
Saber que el uso de las computadoras puede implicar un gasto innecesario no quiere decir que debamos dejar de utilizarlas, simplemente significa que habrá que tomar ciertas medidas para reducir los costos, cuando nos sea posible.
Para poder lograr lo anterior, es necesario entender qué implican (y cuándo deben usarse) los siguientes procesos: poner en reposo, hibernar, apagar y desconectar.
La mayoría de las computadoras recientes tienen una modalidad conocida como -poner en reposo-; cuya activación automática puede configurarse desde el panel de control. Por lo general, lo primero que entra en descanso es el monitor, ya que es este componente el que implica mayor gasto energético. Es conveniente programar el reposo de la pantalla en un rango de 2 a 5 minutos de inactividad, puesto
que su reactivación es relativamente rápida y puede significar un buen ahorro. En un segundo momento algunas computadoras, ponen en reposo el disco duro. En esta modalidad se pierde la conexión a Internet, pero la información y los programas que se encontraban abiertos se mantienen al regresar del descanso. Es recomendable activar el reposo de los discos duros en un rango entre 10 y 15 minutos.
En el estado de -hibernación-, la computadora apaga sus procesos principales, pierde su conexión a Internet y suspende todas las operaciones en curso. A simple vista, pareciera estar apagada, pero es como si se encontrara sumida en un profundo sueño. Al reactivarse nuevamente(por medio de un botón o una clave) se conservan los documentos que se estaban trabajando, desde la última vez que fueron guardados. Esta opción puede resultar útil cuando se va a dejar de usar la computadora entre 30 y 60 minutos (particularmente si se trata de una máquina con encendido lento). Sin embargo, hay que tener cuidado y no confiarse. La computadora no está apagada, sigue consumiendo energía, al igual que una persona dormida gasta calorías para mantener sus procesos vitales.
-Apagar- las computadoras es una buena opción, que ha caído en desuso, pero que conviene retomar. No sólo dejan de consumir grandes cantidades de energía (lo cual representa un ahorro directo en la factura eléctrica), sino que también se preservan mejor sus materiales, ya que incluso en estado de hibernación, siguen trabajando; lo cual implica un desgaste para el procesador, ventilador y acumulador de batería (si se trata de una portátil). Es preferible encender el ordenador varias veces en un día que dejarlo funcionando todo el tiempo.
Finalmente, la opción que nos garantiza un gasto energético de cero es -desconectar-la máquina. Muchos de los aparatos conectados a la electricidad continúan gastando luz, incluso apagados. La computadora es uno de ellos. Así pues, es buena idea desconectar los equipos durante la noche para evitar el consumo fantasma de energía.
“Errar es humano. Culpar a la computadora es aún más humano” -Al Rodrigo